EL REALISMO
A
mediados del S. XIX en Europa y a finales del siglo en España, cansados los
artistas del desbordamiento de la imaginación y de los excesos románticos,
vuelven los ojos a la realidad que les rodea, y deciden analizarla y plasmarla
en sus obras. Se dice que comienza este estilo en Francia con autores como
Flaubert (Mme Bovary), Stendhal (Rojo y Negro) o Balzac (La Comedia humana), que habían definido
la novela como espejo de la realidad.
Para
analizar la realidad seguirán el método que se había impuesto en las ciencias:
observación y método, rigor y exactitud.
Coincide
este período con el predominio de la Burguesía, a la que acompañan las luchas
de la clase obrera, la formación de sindicatos y una serie de teorías
sociológicas y filosóficas que cambiarán la mentalidad de la época (como la
Filosofía del positivismo de Augusto Comte, la teoría político-económica
marxista, y la teoría de la evolución de Darwin).
-
El
género apropiado para retratar el mosaico completo de la sociedad será La
NOVELA.
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Su
enfoque central se hará sobre la clase media, en el entorno del presente.
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Su
método será la observación, que obliga al autor a una documentación directa de
la realidad.
-
La
narración, se mezcla con la descripción fiel de ambientes y atmósferas
verosímiles. A la vez que se estudia psicológicamente a los personajes.
-
La
narración se hace desde una perspectiva objetiva, normalmente un narrador
omnisciente.
-
En
algunas novelas los autores olvidaron esa objetividad y pretendieron escribir
novelas de tesis, criticando a la sociedad, para cambiar los problemas y
solucionar las miserias humanas. Sobre todo cuando prevalecían las ideas
política sobre las artísticas, así en José Mª de Pereda, santanderino que
escribió Sotileza y Peñas arriba,
idealizando el medio rural y atacando el progreso urbano.
Se
da por iniciado el Realismo cuando Cecilia Böhl de Faber publica La Gaviota.
Los
principales autores realistas son:
Juan Valera (Córdoba 1824-1905), liberal
partidario del progreso, político diplomático, destaca por su estilo cuidado,
sus ambientes alegres y el estudio de personajes femeninos, así en sus obras: Pepita Jiménez o Juanita la larga. La primera trata del enamoramiento de un
seminarista de Pepita Jiménez, su relación
amorosa a través de unas cartas. La segunda trata de una mujer singular,
especialista cocinera, que trabaja para todos en el pueblo y que cuida de casar
bien a su hija.
Benito Pérez Galdós
(Canarias 1843,
Madrid 1920)
Hombre
también liberal, que fue diputado en Cortes, viajó a distintos países para
conocer otras formas de vida y poseer más amplios horizontes, es el gran
testigo de la vida y los acontecimientos de su tiempo. Por eso su obra se
divide en dos apartados:
1.-
EPISODIOS NACIONALES, 46 novelas agrupadas en cinco series que a través de
personajes novelescos y hechos históricos nos cuentan la historia de España a
lo largo de todo el siglo XIX, desde la batalla de Traflagar hasta la
restauración (Bailén, Arapiles, El dos de
Mayo…)
2.-
LAS NOVELAS, estructuradas por etapas:
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En la primera escribe obras de tesis, combate el fanatismo y caciquismo de la
política y los pueblos: Doña Perfecta.
-
Las llamadas novelas contemporáneas, en ellas relata la vida de las gentes del
Madrid de entonces, un mosaico de todas las clases sociales, con sus conflictos
y luchas diarias, sus sentimientos, creando verdaderos estudios psicológicos de
los personajes, así Isidora Rufete en La
Desheredada; Ramón Villamil en Miau; Fortunata
y Jacinta.
-
Las novelas simbólicas, se centra en los valores morales de los personajes,
introduce la técnica del monólogo interior, tan usado luego en la novela del S.
XX, títulos: Nazarín, El Abuelo o Misericordia.
Leopoldo Alas
Clarín (1852-1901, Oviedo)
También
de talente prograsista y Liberal, apostó por una literatura combativa,
denunciando la corrupción política, el caciquismo y la superstición. Así lo
hizo en su gran obra LA REGENTA, donde describe con minuciosidad la ciudad de
Vetusta (Oviedo), sus clases sociales, sus relaciones minadas por el fanatismo,
las miserias morales, creando un ambiente asfixiante sobre la protagonista (Ana
Ozores), que acabará destrozándola, culpables de este acoso serán D. Fermín de
Pas, clérigo de la catedral, controlador de las personas a través de la
confesión y los galanteos de Álvaro Mesía (mediocre D. Juan). La novela supuso
entonces un escándalo.
Se
ha asemejado la novela siempre a Mme Bovary de Flaubert y a Ana Karenina de
Tolstoi.
Clarín
escribió otra novela Su único hijo y cuentos inolvidables como “Adiós cordera” o “Pipá”,
en ellos y en algunos capítulos de La
Regenta, se ha dicho que Clarín escribe al modo naturalista.
EL
NATURALISMO
Èmile
Zola, también en Francia, había iniciado esta tendencia, se trata de llevar el
realismo a sus extremos, analizar el comportamiento del hombre aplicando las
teorías científicas, del determinismo, es decir la influencia sobre nosotros de
la herencia y el medio en el que nos movemos, que marcarán nuestro carácter y
destino y la teoría de la lucha de
clases.
Al
naturalista le interesarán los ambientes marginales, los aspectos más sórdidos
y negativos de la realidad, la miseria humana, la corrupción, las enfermedades
mentales y hereditarias, se trata de observar la conducta de los personajes,
con documentación exhaustiva, para demostrar esas teorías.
Pero
en España, los prejuicios religiosos, y el talante conservador, impidieron el
desarrollo del Naturalismo.
Tan
solo se dice que pueden considerarse algunos pasajes naturalistas, como ya
hemos dicho, en La Regenta de Clarín
o en páginas de Fortunata de Galdós.
Y la obra de dos autores:
Emilia Pardo Bazán
(Coruña 1852-1921) en
obras como La tribuna, sobre una
huelga obrera promovida por una mujer en una fábrica de tabacos. Y la historia
de Los Pazos de Ulloa, que cuenta el
enfrentamiento entre un cacique y las nuevas clases sociales en Galicia.
Fue
una mujer culta, que viajó por toda Europa, luchó por los derechos de la mujer,
escribió muchos artículos de periódicos, no fue entendida por muchos
intelectuales de su tiempo, y no fue admitida en la Real Academia (ni ella, ni
Cocepción Arenal, su aspiración supuso un escándalo)
V. Blasco Ibánez
(Valencia 1867-1928), describió
el mundo rural de la Albufera valenciana, sus agricultores y pescadores, sus
luchas de clases, la manipulación de los caciques locales, la presión del medio
sobre los personajes. No es la llamada cuestión social de lucha de clases,
planteada a lo largo del siglo XIX con los primeros brotes de socialismo activo
y revolucionario el problema fundamental para Blasco; más bien se enfrenta a la
realidad de la Valencia de aquellos tiempos en la que el analfabetismo del
pueblo se unía a unas condiciones de vida precarias, y todo ello unido a unas
creencias anquilosadas y enemigas de todo mejoramiento. Blasco Ibáñez se ve en
la necesidad moral de denunciar los abusos y contribuir al progreso del pueblo.
Sus
obras más famosas son Arroz y Tartana, La
Barraca, Entre naranjos.
Republicano
comprometido, testigo de la primera guerra mundial escribiría, Los cuatro jinetes del apocalipsis.
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