martes, 2 de junio de 2015

EL REALISMO

A mediados del S. XIX en Europa y a finales del siglo en España, cansados los artistas del desbordamiento de la imaginación y de los excesos románticos, vuelven los ojos a la realidad que les rodea, y deciden analizarla y plasmarla en sus obras. Se dice que comienza este estilo en Francia con autores como Flaubert (Mme Bovary), Stendhal (Rojo y Negro) o Balzac (La Comedia humana), que habían definido la novela como espejo de la realidad.
Para analizar la realidad seguirán el método que se había impuesto en las ciencias: observación y método, rigor y exactitud.
Coincide este período con el predominio de la Burguesía, a la que acompañan las luchas de la clase obrera, la formación de sindicatos y una serie de teorías sociológicas y filosóficas que cambiarán la mentalidad de la época (como la Filosofía del positivismo de Augusto Comte, la teoría político-económica marxista, y la teoría de la evolución de Darwin).

-          El género apropiado para retratar el mosaico completo de la sociedad será La NOVELA.

-          Su enfoque central se hará sobre la clase media, en el entorno del presente.

-          Su método será la observación, que obliga al autor a una documentación directa de la realidad.

-          La narración, se mezcla con la descripción fiel de ambientes y atmósferas verosímiles. A la vez que se estudia psicológicamente a los personajes.

-          La narración se hace desde una perspectiva objetiva, normalmente un narrador omnisciente.

-          En algunas novelas los autores olvidaron esa objetividad y pretendieron escribir novelas de tesis, criticando a la sociedad, para cambiar los problemas y solucionar las miserias humanas. Sobre todo cuando prevalecían las ideas política sobre las artísticas, así en José Mª de Pereda, santanderino que escribió Sotileza y Peñas arriba, idealizando el medio rural y atacando el progreso urbano.

Se da por iniciado el Realismo cuando Cecilia Böhl de Faber publica La Gaviota.

Los principales autores realistas son:

Juan Valera (Córdoba 1824-1905), liberal partidario del progreso, político diplomático, destaca por su estilo cuidado, sus ambientes alegres y el estudio de personajes femeninos, así en sus obras: Pepita Jiménez o Juanita la larga. La primera trata del enamoramiento de un seminarista de  Pepita Jiménez, su relación amorosa a través de unas cartas. La segunda trata de una mujer singular, especialista cocinera, que trabaja para todos en el pueblo y que cuida de casar bien a su hija.

Benito Pérez Galdós (Canarias 1843, Madrid 1920)
Hombre también liberal, que fue diputado en Cortes, viajó a distintos países para conocer otras formas de vida y poseer más amplios horizontes, es el gran testigo de la vida y los acontecimientos de su tiempo. Por eso su obra se divide en dos apartados:

1.- EPISODIOS NACIONALES, 46 novelas agrupadas en cinco series que a través de personajes novelescos y hechos históricos nos cuentan la historia de España a lo largo de todo el siglo XIX, desde la batalla de Traflagar hasta la restauración (Bailén, Arapiles, El dos de Mayo…)

2.- LAS NOVELAS, estructuradas por etapas:
- En la primera escribe obras de tesis, combate el fanatismo y caciquismo de la política y los      pueblos: Doña Perfecta.

- Las llamadas novelas contemporáneas, en ellas relata la vida de las gentes del Madrid de entonces, un mosaico de todas las clases sociales, con sus conflictos y luchas diarias, sus sentimientos, creando verdaderos estudios psicológicos de los personajes, así Isidora Rufete en La Desheredada; Ramón Villamil en Miau; Fortunata y Jacinta.

- Las novelas simbólicas, se centra en los valores morales de los personajes, introduce la técnica del monólogo interior, tan usado luego en la novela del S. XX, títulos: Nazarín, El Abuelo o Misericordia.

Leopoldo Alas Clarín (1852-1901, Oviedo)

También de talente prograsista y Liberal, apostó por una literatura combativa, denunciando la corrupción política, el caciquismo y la superstición. Así lo hizo en su gran obra LA REGENTA, donde describe con minuciosidad la ciudad de Vetusta (Oviedo), sus clases sociales, sus relaciones minadas por el fanatismo, las miserias morales, creando un ambiente asfixiante sobre la protagonista (Ana Ozores), que acabará destrozándola, culpables de este acoso serán D. Fermín de Pas, clérigo de la catedral, controlador de las personas a través de la confesión y los galanteos de Álvaro Mesía (mediocre D. Juan). La novela supuso entonces un escándalo.

Se ha asemejado la novela siempre a Mme Bovary de Flaubert y a Ana Karenina de Tolstoi.
Clarín escribió otra novela Su único hijo  y cuentos inolvidables como “Adiós cordera” o “Pipá”, en ellos y en algunos capítulos de La Regenta, se ha dicho que Clarín escribe al modo naturalista.


EL NATURALISMO

Èmile Zola, también en Francia, había iniciado esta tendencia, se trata de llevar el realismo a sus extremos, analizar el comportamiento del hombre aplicando las teorías científicas, del determinismo, es decir la influencia sobre nosotros de la herencia y el medio en el que nos movemos, que marcarán nuestro carácter y destino y  la teoría de la lucha de clases.

Al naturalista le interesarán los ambientes marginales, los aspectos más sórdidos y negativos de la realidad, la miseria humana, la corrupción, las enfermedades mentales y hereditarias, se trata de observar la conducta de los personajes, con documentación exhaustiva, para demostrar esas teorías.
Pero en España, los prejuicios religiosos, y el talante conservador, impidieron el desarrollo del Naturalismo.

Tan solo se dice que pueden considerarse algunos pasajes naturalistas, como ya hemos dicho, en La Regenta de Clarín o en páginas de Fortunata de Galdós. Y la obra de dos autores:

Emilia Pardo Bazán (Coruña 1852-1921) en obras como La tribuna, sobre una huelga obrera promovida por una mujer en una fábrica de tabacos. Y la historia de Los Pazos de Ulloa, que cuenta el enfrentamiento entre un cacique y las nuevas clases sociales en Galicia.
Fue una mujer culta, que viajó por toda Europa, luchó por los derechos de la mujer, escribió muchos artículos de periódicos, no fue entendida por muchos intelectuales de su tiempo, y no fue admitida en la Real Academia (ni ella, ni Cocepción Arenal, su aspiración supuso un escándalo)

V. Blasco Ibánez (Valencia 1867-1928), describió el mundo rural de la Albufera valenciana, sus agricultores y pescadores, sus luchas de clases, la manipulación de los caciques locales, la presión del medio sobre los personajes. No es la llamada cuestión social de lucha de clases, planteada a lo largo del siglo XIX con los primeros brotes de socialismo activo y revolucionario el problema fundamental para Blasco; más bien se enfrenta a la realidad de la Valencia de aquellos tiempos en la que el analfabetismo del pueblo se unía a unas condiciones de vida precarias, y todo ello unido a unas creencias anquilosadas y enemigas de todo mejoramiento. Blasco Ibáñez se ve en la necesidad moral de denunciar los abusos y contribuir al progreso del pueblo.

Sus obras más famosas son Arroz y Tartana, La Barraca, Entre naranjos.
Republicano comprometido, testigo de la primera guerra mundial escribiría, Los cuatro jinetes del apocalipsis.




EL ROMANTICISMO

El Romanticismo es no sólo una revolución artística,  sino también política, social  e  ideológica tan importante y duradera, que todavía hoy se viven muchos de sus principios: la libertad, el individualismo, la democracia, el idealismo social, el nacionalismo, la sensibilidad particular de las emociones.
Como toda revolución, como todo movimiento vasto histórico, el Romanticismo se presenta como un complejísimo fenómeno imposible de abarcar en una definición.

Hay, no obstante, una serie de acontecimientos decisivos a lo largo del siglo XVIII, sobre todo entre 1770 y 1800, que cambian radicalmente el signo de la sociedad y la cultura occidental. Cabría decir, acudiendo a un desgastado tópico, que entre esas fechas Europa se acostó absolutista y neoclásica y se levantó demócrata y romántica. El cambio se gestó principalmente en Alemania e Inglaterra, pero con aportaciones considerables de Estados Unidos y Francia. Hay que constatar que España, si se exceptúa quizá la especial contribución de Goya (1746-1828) no ayudó en nada a la transformación en curso. Se limitó a aceptarla con más o menos entusiasmo.

La revolución industrial inglesa (1760-1840) altera la relación de capital y producción, expande el comercio, favorece el auge de la burguesía y, en definitiva, sienta las bases del liberalismo. La revolución americana con su Declaración de Independencia (1776) hace de los derechos del hombre su eje cardinal, y al pueblo fuente de poder. Frente al carácter pacífico y continuista de ambas, la revolución francesa (1789), sangrienta y demoledora, afirma la libertad, la igualdad y la fraternidad, vengando con la muerte de Luis XVI los abusos de los Borbones. Pero eso mismo revela el peligro del populacho, como entonces se llamó, y provoca una reacción conservadora que durante muchos años obligaría a la búsqueda de un equilibrio entre los excesos de los de abajo y de los de arriba, de un justo medio.

Paralelamente en el orden cultural, un grupo de filósofos y de escritores minan el imperio absoluto de la Razón, de las Reglas, del Clasicismo, Jacques Rousseau (1712-1778), aporta una nueva actitud ante la sociedad y el individuo, defiende la bondad de éste y la maldad de aquella, propugna el desarrollo de la potencialidad de cada personalidad, despliega un nuevo sentimiento ante el amor y la naturaleza, abriendo una nueva sensibilidad.

En Alemania, la muerte de Kant (1804) abre el camino al idealismo de Schelling y Hegel, que valora la fuerza del espíritu y muestra una gran preocupación por la historia, aquí en Alemania  se produce un movimiento llamado “Sturm und Drang” (Tempestad y pasión / Tormenta e impulso) que propugna la creación literaria al margen de las reglas clásicas y revaloriza la expresión artística de vivencias y sentimientos. Los hermanos Schlegel y Grimm afirmaron la existencia de un espíritu nacional ligado al idioma cuyo desarrollo es la historia de cada país, la manifestación de ese espíritu en las creaciones del pueblo y los grandes poetas. Con ello se afirmaban decididamente el nacionalismo y el populismo. Los “cuentos y lieder” de Heine y Hoffman, abrieron la sensibilidad a la naturaleza.

Johann W. Goethe (1749-1832) Su novela Werther (su amor por Carlota) (1774) representa la primera inmersión profunda en el “mal del siglo” con la historia de un infortunio amoroso que termina en suicidio. Fausto (1808) crea el paradigma de poema épico romántico, de índole filosófica, con un héroe a la busca de un sueño imposible (vivir la eterna juventud, vendiendo su alma al diablo). https://youtu.be/fnOHhGnbZsg.

En Inglaterra Shelley y Lord Byron abrirían el Romanticismo inglés, válganos la obra de Shelley, Frankenstein , como inquietud romántica por superar los límites humanos, ansias de saber en un mundo donde se olvida el cuidado cercano y la estima personal de un entorno familiar o de amistad. Podéis ver este enlace de la película Remando al Viento de Gonzalo Suárez https://youtu.be/92U3orszabY.


EL ROMANTICISMO EN ESPAÑA

España vive grandes tensiones políticas, hay pronunciamientos militares, estancamiento económico, claro retraso respecto a Europa. En 1808 tiene lugar la guerra de la Independencia contra Napoleón, en 1812 se redacta la Constitución liberal de las cortes de Cádiz, que en seguida es derogada por el absolutista Fernando VII (hijo de Carlos IV), cuyo reinado hasta 1833, produce un retraso intelectual, el exilio de los románticos españoles (Espronceda, Martínez de la Rosa, Blanco White), y el establecimiento del poder de la censura.

A la muerte del rey, regresan los intelectuales y su hija Isabel II, sería amiga de las tertulias románticas en casa de Carolina Coronado (Almendralejo, 1820-1911) y de Gertrudis Gómez de Avellaneda. En este periodo se puede decir que tiene lugar el florecimiento del Romanticismo en España. En 1868, tras la Revolución de la Gloriosa, se expulsa a la reina y tiene lugar la Restauración borbónica con Alfonso XII, donde se alternan en el poder pacíficamente, conservadores y liberales. En el terreno ideológico, cobra importancia un movimiento renovador: El Krausismo, que defiende una moral basada en la idea de la tolerancia, Giner de los Ríos aplicó estas ideas a la pedagogía y creó la Institución libre de Enseñanza, que influirá en autores posteriores, los llamados de la Generación del 98 (Fecha que marca la frontera entre los dos siglos)

Las nuevas ideas románticas se introducen en España a través de:

-          El Periodismo, los artículos de Nicolás Böhl de Faber.
-          El regreso de los exiliados, con las ideas adquiridas en Europa.
-          El estreno en 1834 de La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa y en 1835 de D. Álvaro o la fuerza del Sino del Duque de Rivas.

Los manuales señalan 1849 con la publicación de La Gaviota de Cecilia Böhl de Faber, la fecha de finalización del Romanticismo, sin embargo, otros señalan la fecha de 1868, con la rev. de la Gloriosa, pero aún tras esa fecha publican Bécquer y Rosalía de Castro, románticos plenos.


CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA ROMÁNTICA:

Loa románticos protestan contra los valores impuestos y los problemas sociopolíticos del momento y hacen de la Libertad su bandera. Es una nueva forma de crear y vivir que refleja una nueva actitud ante los problemas del hombre.

El romántico expresa sus emociones con un egocentrismo exacerbado, él es el centro del mundo, intermediario entre el arte y los demás hombres. Proclama su derecho a expresar su libertad individual frente a la sociedad (rechaza sus reglas), por eso, a veces, se siente solo, insatisfecho, vacío, lo que se dio en llamar “el mal del siglo”. El romántico buscaba una felicidad imposible, se rebela ante su realidad y por eso, a veces, se evade a otros tiempos pasados o a otros mundos exóticos o desconocidos, cuando no se refugia en su intimidad, en su interior. Y contradictoriamente, esto le llevó a aferrarse al Nacionalismo de cada país o de cada región, con sus costumbres y valores tradicionales, frente al universalismo de la Ilustración.

Por esto, los temas literarios serán:

1.- Los sentimientos: la melancolía, el amor, la búsqueda de la felicidad, la fuerza del destino. Frente a la búsqueda de la RAZÓN del S. XVIII, el romántico rompe convencionalismos sociales, y da fuerza a la pasión y a la imaginación.

2.- La exaltación del YO y el deseo de Libertad: el protagonista de poemas, relatos y dramas, se siente superior al mundo, o al menos elegido para un destino carismático (El Pirata de Espronceda, o el D. Juan de Tirso), se aisla y busca una soledad libertaria.

3.- Los conflictos sociales: el romántico se hace portador de las desigualdades sociales, eco de las teorías del humanitarismo social, presenta personajes marginados, pero libres, bandoleros, mendigos, víctimas de una sociedad clasista y opresora (El mendigo, de Espronceda, Traidor, incofeso y mártir de Zorrilla o el protagonista de El Rayo de Luna, leyenda de Bécquer)

4.- La alianza con los espíritus, o lo satánico (El Estudiante de Salamanca, de Espronceda, D. Juan Tenorio, de Zorrilla, muchas leyendas de Bécquer: El Monte de las almas, El miserere, Los ojos Verdes, etc.

5.- El Pasado Histórico, nacional o regional, la inspiración se busca en la E. Media, en el mundo árabe, en romances y leyendas, en D. Quijote (los europeos, nos habían calificado de “país romántico” por nuestra geografía y literatura del pasado)


En Cuanto a las FORMAS:

1.- Vuelven a rechazar las Reglas clásicas, mezclan géneros, tonos y estilos.
2.- Escenarios, suelen ambientar sus obras en una naturaleza salvaje, turbulenta, como el mar embravecido, las ruinas, los cementerios, las tormentas, la noche. En España, ciudades como Toledo, Sevilla o Salamanca, con su ambiente del pasado, serán escenarios de muchas de ellas.
3.- Dramatismo, se volcará el autor en representar con agudeza y exageración, con intensidad emocional, a base de adjetivos y ponderaciones los sentimientos de los personajes.
4.- Retoricismo, por eso mismo el lenguaje no es sencillo, sino efectista y grandilocuente en la mayoría de los casos (pongamos en un apartado la sencillez de formas de un Bécquer o Rosalía), lleno de esos adjetivos, palabras esdrújulas, exclamaciones, interrogaciones, antítesis violentas, metáforas exageradas. Aunque por otra parte, puedan acudir a un lenguaje popular y colorista, en los retratos costumbristas.
5.- Los géneros más exitosos fueron la Poesía y el teatro (también en verso)


Podríamos estudiar el Romanticismo por géneros: Prosa (artículos de Larra o leyendas de Zorrila y Bécquer), Poesía (Espronceda, Carolina Coronado, Bécquer o Rosalía de Castro) y Teatro (Martínez de la Rosa, Duque de Rivas o Zorrilla)

Pero también podríamos hacerlo dividiéndolos por su ideología política: Conservadores (Duque de Rivas o Zorrilla), Liberales (Espronceda o Larra), más neutrales Bécquer o Rosalía.

Mejor, por tanto, acercarse a cada autor: 

José de Espronceda (1808-1842 Almendralejo, Badajoz), poeta por excelencia del Romanticismo, de carácter exaltado y apasionado, combatió el absolutismo por lo que fue perseguido y marchó al exilio. En Londres conocería a Teresa Mancha, con la que se fugaría (pues ella ya estaba casada), más tarde Teresa lo abandonaría.

Es popular por su Poesía Lírica: la Canción del Pirata, el Mendigo, el Verdugo y el Reo de Muerte, recogidas en su libro Poesías, y también el gran poema Canto a Teresa, incluído en el Poema narrativo El Diablo mundo, cuyo tema es el desengaño. Son destacables su marcados acentos, sus cambios de ritmo y sus estribillos.

Poesía narrativa, que incluyen los dos grandes poemas El Estudiante de Salamanca y El Diablo Mundo. En el Estudiante relata la historia del seductor Félix de Montemar con Dña Elvira, a la que matará de amor no correspondido, y desafiará a D. Diego, hermano de esta, el héroe se rebela ante los hombres y ante Dios, en la escena del cementerio bailará la danza de los esqueletos, pero no dejará que Dña Elvira le salve, verá su propio entierro, y, así y todo proseguirá su desafío contra Dios y Satanás.
Se trata de un poema exaltado, pletórico de ritmo y fantasía. Recorre las calles de Salamanca, en una noche que hace temblar al que osa salir.

Gustavo Adolfo Bécquer (Sevilla 1836- Madrid 1970), leyó de joven en la Biblioteca de su tío y padrino a los poetas alemanes, Schiller y Heine, y armonizaría luego  en su Poesía, el profundo sentir de los lieder (canciones) alemanes con la gracia de la copla andaluza.

Se aventuró a ir a Madrid para ver si tenía suerte en el mundo literario, pero tuvo que malvivir de colaboraciones en los periódicos y adaptaciones de obras teatrales extranjeras. Colaboró con su hermano Valeriano –pintor-, en la escritura de la Historia de los templos de España, que dejaron incompleta. Su hermano le apoyaría y le cuidaría siempre, cuando tuvo el desengaño amoroso con Julia Espín o Elisa Guillén, como cuando le abandonó su mujer Casta Esteban.

Vivió además en Toledo y Soria, donde sitúa varias de sus Leyendas.

Escribió el libro de poemas Rimas, que había dejado en casa del Ministro González Bravo, tras un incendio en la casa, se perdió el manuscrito y Bécquer las reescribiría en El libro de los Gorriones, hoy en la Biblioteca Nacional. Están clasificadas en cuatro grupos, aquellas que hablan de la poesía y la inspiración / aquellas que hablan del amor exaltado o correspondido / las que hablan del desengaño amoroso / y las que hablan de soledad y de la muerte, precedidas de un “Poema sinfónico”, que posiblemente él había escrito como prólogo para toda su obra.
Predomina un estilo intimista y sencillo, breve, con leves asonancias, estructuras paralelas, que combinan versos de arte mayor y menor, combinación de rimas agudas y llanas, buscando la musicalidad, en las Rimas largas tenderá a buscar estribillo o la forma dialogada, que enfrenta un yo a un tú.

También escribió desde el monasterio de Veruela en Zaragoza: Cartas desde mi celda y Cartas literarias a una mujer.
http://monasteriodeveruela.blogspot.com/p/ruta-de-becquer_31.html 

Hay que subrayar que con Bécquer se inicia la poesía moderna, y que su influencia llegaría a Rubén Darío, a Machado o a la Generación del 27.

Rosalía de Castro (Coruña 1837-1885), desde muy temprana edad destacó por sus dotes de declamación, vivió una infancia y adolescencia un tanto atormentada, en un ambiente tradicional y conservador gallego. Podría tomársela como la iniciadora del Rexurdimento gallego al publicar sus Cantares Gallegos con un prólogo en el que defendía su idioma, sus paisajes y sus gentes, más tarde seguirían Eduardo Pondal o Castelao.

De Cantares Gallegos,siempre se recordarán poemas tan emotivos como “Adiós ríos, adiós fontes” o “Campanas de Bastabales, cando vos oio tocar”. Donde aparece el canto a la naturaleza.

También en Gallego escribió el siguiente libro de poemas Follas Novas, Los textos subjetivos de Follas novas podrían pertenecer a la escuela germánica (composiciones breves, de estilo sincero, espontáneas, impresionistas, intimistas y sugerentes), de la cual es representante Bécquer, pero la lírica de Rosalía es diferente a la becqueriana, ya que Rosalía se aleja del sentimentalismo para facilitarnos, mediante la introspección, su vida radical, angustiada y pesimista; la búsqueda del sentido de la existencia.

Recordamos sus reivindicaciones sociales en poemas como “Castellanos de Castiella tratade ben os gallegos”. O su afamado “Una vez tove un cravo cravado no coraçon” (que influiría luego en Machado).
Su último libro, escrito en castellano En las Orillas del Sar, poesía intimista, dolorida, de nuevo frente a la naturaleza.
También escribió en prosa: “La hija del Mar” (la historia de dos mujeres)  y “El caballero de las botas azules”, relatos fantásticos.

Mariano José de Larra (1809-1837), autor como Espronceda o Rosalía, comprometido con su tiempo y la situación que le tocó vivir, se enfrentó con lucidez al atraso, el inmovilismo, y la corrupción política que vivía España, pretendió sensibilizar a la gente, cambiar la sociedad en una más eficaz, responsable y moderna.

Se convierte en el primer periodista español, fundó los periódicos de El duende satírico y El pobrecito hablador, utilizó el seudónimo de Fígaro para escribir en El observador y en El español. Sus Artículos se publicaron bajo epígrafes de Artículos políticos (El castellano viejo, Vuelva Usted mañana), artículos de costumbres (El día de difuntos de 1836) y artículos literarios (lo que no se puede decir, no se debe decir), su narración es directa y clara, siempre irónica, mordaz y crítica, que ha servido como modelo de periodismo hasta nuestros días.

TEATRO ROMÁNTICO

El Teatro romántico enlaza con el del S. de Oro, tan atacado en el Neoclasicismo que pretendía enseñar al público. Este teatro, por el contrario, pretende ser efectista, conmover y emocionar al público.

Sus temas son el amor, el destino, la libertad, la venganza y la rebeldía. Al héroe (protagonista) le acompaña un sino trágico, desgraciado; La heroína suele ser dulce, inocente, apasionada. Los escenarios, ya sabemos, panteones, parajes solitarios, mazmorras, cuevas, montañas, lances y desafíos. Sus aspectos formales es que no se atiene a las reglas (acción, espacio, tiempo), utiliza la sorpresa, introducción de elementos nuevos, cambios de personajes, que intensifican el clima dramático, en un lenguaje declamatorio y grandilocuente.

Destacan El Duque de Rivas, con su D. Álvaro o la fuerza del Sino, donde la fatalidad persigue al protagonista para destruirlo, por más que él intenta esquivarlo, mmezclado con el mal entendido tema del honor.

José Zorrilla (Valladolid 1817-1893), escribió también algunas leyendas (A buen juez, mejor testigo), tuvo una vida agitada, pero al final el público reconoció su mérito. Obras famosas, son Traidor, inconfeso y Mártir, y, sobre todo, D. Juan Tenorio, obra que tiene como antecedente “El Burlador de Sevilla” de Tirso de Molina en el S. XVII.

Aún hoy día es costumbre seguirla representando en los teatros españoles en la fiesta de Todos los Santos. La obra se divide en dos partes, la primera con cuatro actos y la segunda con tres, se trata de las andanzas del libertino, incrédulo y soberbio D. Juan, que cree que nada le puede, hasta que se ve enamorado de Dña Inés, novicia inocente que ha vivido siempre en un convento.

La segunda parte, incluye la invitación de D. Gonzalo (comendador y padre de Dña Inés) des pués de muerto a D. Juan a cenar a su casa. Y la Misericordia de Dios y apoteosis del Amor, con cuatro escenas, incluyendo la última escena que sólo tiene un diálogo recitado por Don Juan en el cementerio con el que termina la obra.

Otra obra muy conocida fue Los amantes de Teruel de Hartzenbusch , versión romántica española de una historia semejante a Romeo y Julieta.