Javier Cercas El País, 1/12/16
Eduardo Mendoza
es todavía mejor escritor de lo que parece. La
razón es simple: en vez de hacer lo posible por exhibir todo lo que sabe, como
suelen hacer los que no saben nada, Mendoza hace todo lo posible por
esconderlo. El resultado son unos libros pudorosamente ricos, profundos y perspicaces,
siempre transparentes, de apariencia a menudo ligera y hasta
superficial, que han conseguido seducir a montones de lectores comunes y
corrientes con su encanto, su humor gamberro y su generosa y valiente falta de
pretensiones; es decir: el resultado es un escritor genuinamente popular,
cervantino (Cervantes fue ante todo un escritor popular, o al menos lo fue en
el Quijote), que recrea y parodia los géneros populares como sabía
hacerlo Cervantes y que, por decirlo de una sola vez, suscita en el lector el
mismo buen rollo; escribe Ortega: “No es que Cervantes haya vivido mucho, sino
que ha sufrido y no le guarda rencor a nadie".
Ahí radica la grandeza de Cervantes, y la de Mendoza.
Si no me engaño,
todo lo anterior está bastante mal visto por el establishment literario
español, lo que quizá sea la causa de que tantos escritores tan cervantinos se
queden sin el Premio Cervantes. Tiene gracia: Cervantes inventó la ironía, pero
la literatura española sigue confundiendo con frecuencia la ironía —no digamos
el humor— con la frivolidad. Me temo que es lo que ocurre a menudo con Mendoza.
Dicho esto, la importancia histórica de su obra está fuera de toda duda. En
1975, cuando publicó La verdad sobre el caso Savolta,
Mendoza cambió el rumbo de la novela española, introduciendo un tono y una serie de elementos que marcaron la
narrativa del posfranquismo.
Es posible que
la literatura esté explorando ahora mismo territorios distintos. Pero es seguro
que sin los libros de Mendoza, muchos de los cuales
siguen ahora mismo tan frescos como cuando se publicaron, esos nuevos
territorios seguirían vírgenes. Añadiré que, para algunos de los que hemos
venido después, Mendoza ha sido desde hace muchos años un ejemplo: un ejemplo
de caballerosidad y de generosidad, de inteligencia y de decencia, de seriedad
sin afectación y de auténtico cosmopolitismo; en resumen: un ejemplo de
escritor civilizado. Mendoza, en este sentido, es el escritor que hubiéramos
querido ser si no hubiéramos tenido que resignarnos a ser el escritor que
somos. Todo lo cual explica que estemos hoy tan contentos. Cervantes, no me
cabe la menor duda, también lo estaría.
1)
Resumen y Tipología del texto
Javier Cercas nos hace llegar su
opinión sobre el escritor Eduardo Mendoza, dice que es un escritor que hay que
descubrirle en sus verdaderas dimensiones, ya que él esconde sus buenas
cualidades. Es perspicaz y profundo bajo una apariencia sencilla, que podría
tomarse como superficial.
E. Mendoza es leído por lectores
populares, como se lee a Cervantes, al que se le parece en su humor gamberro y en su
buen rollo. A pesar de sufrir como hombres en su vida propia, saben mantener el
humor. Pero el “canon” literario español (La oficialidad literaria española),
parece que no ve bien esto, pues se confunde el humor y la ironía, con la
ligereza y la frivolidad.
En la encrucijada de 1975 publicó
una primera obra “La verdad sobre el caso Savolta” que marcó la narrativa
española y sigue haciéndolo hoy día.
Finalmente lo pone como modelo al que aspiraría cualquier novelista.
En cuanto a su TIPOLOGÍA es un
texto formalmente escrito en su primera parte (primer párrafo) en tercera
persona, iniciando con una afirmación rotunda “Eduardo Mendoza es todavía mejor
escritor de lo que parece” que se convierte en tesis a demostrar y que,
efectivamente, J. Cercas irá argumentando.
Y lo hace a través de
repeticiones, con conectores que van cohesionando el texto, “el resultado son…”
(lin.3), “es decir: el resultado es…” (lin.5), “Ahí radica…” aludiendo
con el adverbio a lo dicho anteriormente, con lo que concluye el primer párrafo.
A partir del segundo las
opiniones se expresan en primera persona, con lo que reafirma la idea de texto
argumentativo: si no me engaño/ me temo que/ añadiré que. Al final del texto, trata
de recoger y reafirmarse en su tesis al decir en resumen (conector conclusivo):, el último
conector “todo lo cual” hace alusión a lo expresado con anterioridad.
El lenguaje tiene un registro formal,
especialmente cuidado cuando enumera los adjetivos o las cualidades de Mendoza,
ricos, profundos, perspicaces / caballerosidad, generosidad, inteligencia…No
obstante el léxico hace alguna concesión al coloquialismo “su humor gamberro”, “el
mismo buen rollo”, pero habla para entendidos con su anglicismo “establishment”.
A pesar de que predomina la
función representativa pues las opiniones se dan como mera información, vemos
que al acercarse al final del texto cobra peso una función expresiva, al mostrar
J. Cercas su deseo de ser un escritor como Mendoza y mostrar su contento por la
concesión del Cervantes a dicho autor.
2)
¿Cree que las personas con Humor,
que ponen ironía a los hechos de la vida, son vistas como frívolas?
Frivolidad significa tomar los asuntos que nos atañen con ligereza, es decir, de manera no comprometida, en ese sentido hay personas que al expresar con humor su postura ante ciertos hechos o al reaccionar de manera festiva, pueden parecer irresponsables.
La verdad es que grandes
personalidades en la historia nos han enseñado que adoptar un punto de vista
irónico, es adoptar un punto de descreimiento, de escepticismo, y de crítica
ante unos hechos, para que los demás también se cuestionen sus posturas, es por
tanto una salida inteligente, no banal o ligera.
Lo que sucede es que siempre nos
parece que las personas que hablan con seriedad son más transcendentes y
profundas, pero en el humor siempre hay una vuelta de tuerca y por tanto un
cuestionamiento de las situaciones.
Bien es cierto, que la ironía
puede herir alguna sensibilidad en temas que a alguna persona le toquen de
cerca. Pero el humor de un autor, como es el caso de E. Mendoza, no aparece de
manera casual, en alguna página o en alguna parte de un libro, se va
construyendo a lo largo de su obra completa, así sus obras “El Misterio de la
cripta embrujada”, “El tocador de señoras”, “Sin noticias de Gurb”, etc,
desarrollan su humor a través de la postura que adopta el investigador que ha
salido del manicomio o a través del marciano que llega con Gurb.
Aunque Cercas piensa que quizá
algún autor popular se ha quedado sin Premio Cervantes, finalmente E. Mendoza
es quien lo ha recibido orgulloso este año.
3)
Defina, escriba también una
oración con ellas: Cosmopolitismo / resignarnos
Cosmopolitismo: sustantivo,
masculino, singular; Es una palabra compuesta de dos lexemas “cosmo” universo y
“polis” ciudad; cualidad que posee o se atribuye a quien es cosmopolita, es
decir quien ha viajado mucho, ha conocido diversos países y culturas y se
considera ciudadano del mundo (se le supone una mente abierta).
Ejm: Su cosmopolitismo le facilitaba la
comprensión de ciertas costumbres.
Resignarnos: verbo, Infinitivo + pronombre reflexivo. Significa acomodarnos, adaptarnos, conformarnos o asumir algo ante lo que no nos queda otra opción.
Ejm. No fue posible otra salida más
que resignarnos ante la muerte temprana de mi hermano.
4)
Analice las oraciones subrayadas
en el último párrafo:
Es posible que la literatura esté explorando ahora mismo territorios distintos. Pero es seguro que sin los libros de Mendoza
Se trata de dos oraciones compuestas que están unidas entre sí por el nexo coordinante adversativo, pero (conjunción).
Se trata de dos oraciones compuestas que están unidas entre sí por el nexo coordinante adversativo, pero (conjunción).
Las dos oraciones tienen la misma
estructura, ambas son oraciones atributivas que llevan como sujeto una oración
subordinada sustantiva haciendo esa función.
Oración 1.- Oración atributiva o
copulativa, cuyo sujeto es la Prop. Subordinada sustantiva y cuyo SV está
compuesto por el Nuc. es y el S. Adj. Posible, que hace de atributo. Es una
oración enunciativa, afirmativa.
La Prop. Subordinada que hace de
sujeto de esta principal, está compuesta, por un S.N S. La Literatura, con su
determinante articulo y el núcleo sustantivo. Y el SV predicado, cuyo Núc. es
una perífrasis de aspecto reiterativo “está explorando”, un SN CD territorios
distintos (con su núc sustantivo territorios y su adyacente, adjetivo,
distintos) y un SAdv. Ahora mismo, CCTiempo. Es por tanto, predicativa
transitiva, enunciativa afirmativa.
Oración 2.- Oración atributiva o
copulativa, cuyo sujeto es la proposición subordinada sustantiva y cuyo SV está
compuesto por el Núc. Es y el S.Adj seguro que hace de atributo. Es una oración
enunciativa, afirmativa.
La Prop. Subordinada que hace de
sujeto de la principal también, está compuesta por un S.N S. esos nuevos
territorios, con det. demostrativo, esos, núc. sustantivo territorios y
adyacente adj nuevos. Y el SV predicado, cuyo núcleo es el verbo seguirían
(condicional), el S.adj. Vírgenes, que hace de C. predicativo y el S.
preposicional Sin los libros de Mendoza, complemento circunstancial de causa, cuyo
nexo/prep es sin, los det.art. y libros el núcleo, acompañados a su vez por el
S. preposicional de Mendoza. Es una
proposición predicativa, intransitiva, enunciativa afirmativa.